La irradiación solar es una fuente de energía inagotable. La irradiación solar total, que incide sobre la tierra, podría cubrir siete mil veces* la necesidades energéticas de la humanidad. (* Fuente Volker Quaschning: Sistemas energéticos regenerativos, Hanser Verlag München).
En especial, en los últimos decenios se ha estado trabajando intensivamente en la energía solar para poder aprovecharla en las instalaciones solares. En la actualidad se diferencian dos caminos principales: la energía solar térmica y la fotovoltaica.
Los módulos, los colectores y la tecnología solar, que se montan en las instalaciones de energía solar, se encuentran expuestos continuamente a los agentes meteorológicos. Por lo tanto, estos elementos se tienen que proteger, en especial, contra las influencias ambientales, como son la humedad y las fluctuaciones de temperatura. Fundamentalmente en las zonas de la tierra con más irradiación solar se producen las mayores diferencias de temperatura entre el día y la noche. Todo esto impone unas altas especificaciones de protección y una impermeabilización segura y duradera de cables, módulos o inversores, así como el acabado funcional de la superficie de los módulos solares.